miércoles, 19 de agosto de 2015

Me llamo Joana, soy portuguesa y hace 4 meses que trabajo como voluntaria en la huerta Molinillo.

Hoy Joana nos da su testimonio como trabajadora voluntaria en Huerta Molinillo. Aunque ella ha pedido correcciones a su redacción en español, hemos querido reproducir su texto tal y como ella lo ha escrito. No sólo porque es perfectamente entendible, sino, sobre todo, porque nace del corazón:


¿Qué hay en común con recoger cebollas, polinizar calabacines, quitar hierba y el consumo responsable?
Me llamo Joana, soy portuguesa y hace 4 meses que trabajo como voluntaria en la huerta Molinillo.
Hace 4 meses que he aprendido más acerca dela agricultura, de cómo saber si los tomates están maduros, como se recogen las berenjenas, como se debe quitar las hierbas malas para que se tarden a volver a nascer.
Encima de todas estas lecciones prácticas, he aprendido mucho de tem
as más teóricos que poco a poco empiezo a practicar en mi cuotidiano. Hablo de temas como la ecología y el consumo responsable.
Hace 4 meses que estoy más informada y consciente que es imprescindible y urgente que cada uno de nosotros tenga un consumo más responsable y que sepa el poder que tiene sobre terceros cuando hace una compra por muy pequeña que sea.
¡Hace 4 meses que estoy más sensata que quien más lucra con la venta de productos no son los productores!
En Portugal nací y vivo en una ciudad dónde la población es tan como en Burgos. Lo que pasa es que muchas pocas veces fue informada, incentivada y educada para estos temas. ¿Ejemplos y valoración de la sociedad para estos asuntos? Ahí nunca he tenido. En Burgos puedo hablar con jóvenes de agricultura, dela ecología, del consumo responsable. Estos temas son valorizados desde los más pequeños hasta los más mayores. ¡Y eso me encanta!
Aquí me siento, como consumidora, de tener la responsabilidad de elegir las opciones más inteligentes y conscientes para que sea un pequeño esfuerzo para una mayor dignidad humana y cualidad de vida del productor. Aquí sé que no soy la única a luchar, poco a poco, por una mayor justicia social y un menor impacto ambiental.
Seguramente será más confortable entrar en un supermercado y buscar la mejor opción donde la relación entre la cualidad y precio nos satisfecha de que leer y buscar todas las informaciones y condiciones del fabrico del producto. Pero es aquí que está nuestro poder de consumidores. ¡Es aquí que esta el poder de los 90 socios de la huerta y de los suyos trabajadores! Es el poder de elegir consumir productos respetuosos con el medio ambiente y con el trabajo y dignidad de vida de los suyos productores. Es el poder de cambiar el mundo, porque ¡Mucha gente pequeña haciendo cosas pequeñas pueden cambiar el mundo!
Se dice que hacer un consumo responsable sale caro, que todos los productos son más caros... Si hubiera más personas consumiendo los “productos caros” ¿quizás estos no bajarían el precio? Valorizamos más preservar el dinero en vez de nuestros valores humanos, ¿Será que merece la pena? Hablamos de la crisis económica, ¿no será ya tiempo de discutir la crisis de valores?
Tengo la suerte de conocer personas que me enseñan mucho sobre estos temas. Me enseñan sobre todo con lo más importante, los ejemplos prácticos que aplican en suyos días.
Me quedan más 5 meses en Burgos, más 5 meses en la huerta y estoy segura que aún me falta aprender muchísimo.
Una otra cosa que me encanta en el trabajo de la huerta es la mescla de colores fuertes que hay, el olor y claro el sabor rico de los alimentos. ¡Y todo esto en el pleno corazón de Burgos!