miércoles, 4 de noviembre de 2015

¿Qué nos hace felices?




Cuando nos hacemos esta pregunta, resulta que las respuestas son muy simples: A las personas nos interesa la salud propia y de los seres queridos, deseamos ser amados y disfrutar de las relaciones y nuestro entorno.
Por lo tanto, el dinero y los bienes materiales son sólo medios para conseguir lo que nos interesa, no fines en sí mismos. Esto demuestra la contradicción de nuestro actual sistema, basado en la idea de que se puede producir infinitamente, considerando que los recursos son ilimitados, pero nos encontramos con la dura realidad de que nuestro planeta tiene recursos finitos, que se pueden acabar (incluso muchos de ellos ya se han agotado), por lo tanto el planeta es un bien escaso. El modelo de crecimiento eterno simplemente no es sustentable.

En las sociedades occidentales, hace bastante que la población con
poder adquisitivo ya logró satisfacer sus necesidades básicas, por lo tanto, debería haber bajado su nivel de consumo. Sin embargo, hemos creado una sociedad que requiere que el consumo aumente cada año para crear nuevas formas para motivar las compras innecesarias, y para ello existen básicamente tres vías:

* Creación de nuevos mercados: Que consiste básicamente en vender productos o servicios que antes eran gratis, como el agua embotellada, los cuidados interpersonales o los espacios de recreación (el remplazo de la plaza por las grandes superficies).
* Creación de nuevas necesidades: Se refiere básicamente a la invasión publicitaria que provoca que no estemos contentos con nuestro estado actual; por lo tanto, es una industria de crear insatisfacción, ya sea con nuestra apariencia, con nuestra forma de comportarnos o con nuestra forma de ser.
* Obsolescencia programada y percibida: Consiste en convencernos de tirar a la basura bienes que se encuentran perfectamente funcionales o de aceptar que los artículos tengan una duración mínima. 

Como respuesta, el decrecimiento no plantea que no tengamos
objetos materiales, sino que tengamos los que realmente necesitamos y que obtengamos bienes que duren y que no produzcan un nivel de contaminación absurdo. Así, se plantea la necesidad de utilizar energías renovables, de consumir productos elaborados de forma local, usar vehículos no contaminantes y, básicamente, el concepto plantea transformar los sistemas macroeconómicos en una economía a escala humana, donde cada uno de los eslabones de la cadena de producción tenga en consideración la calidad de vida de las personas y del planeta que habitamos.
Como corriente política y económica, el decrecimiento es muy amplio y, por lo tanto, tiene muchos pensadores con ideas muy diversas entre sí; sin embargo, el concepto común tiene que ver en todo momento con aumentar la felicidad de las personas que formamos parte de los sistemas.

Extracto del artículo Vivir mejor con menos: decrecimiento en  http://www.decrecimiento.info/2015/10/vivir-mejor-con-menos-decrecimiento.html

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