miércoles, 28 de noviembre de 2018

¿Sabías que la ganadería genera más gases de efecto invernadero que todo el tráfico rodado del mundo?

Lee estos datos:

  • El 14,5% de las emisiones de Gases de Efecto Invernadero a nivel mundial proceden directamente de la ganadería.
  • El 80% de la deforestación de la Amazonia se atribuye a la actividad ganadera.
  • Con más de 3.000 toneladas, España es el país de la UE con mayor consumo de antibióticos en los animales productores de alimentos.
 
Estas cifras impresionantes y vergonzantes a la vez nos las ofrece Greenpeace.  El consumo exacerbado de carne y otros derivados animales procedentes de la ganadería industrial es una de las cuestiones alimentarias más importantes de nuestros tiempos. Su consumo en los países desarrollados ha alcanzado niveles totalmente insostenibles, y lo peor es que se considera normal, natural, necesario y agradable. No podemos frenar el calentamiento global si no cambiamos el modo de producir y consumir carne y otros derivados animales.
 
El aumento en la eficiencia y eficacia de la producción de carne y otros derivados animales concentra el poder de mercado en unas pocas manos, en detrimento del pequeño campesinado. Cambiar el modo de producir y consumir carne es una forma de cambiar las reglas del juego y de promover la soberanía alimentaria.
Todo el modelo de ganadería industrial se basa en un principio básico: alimentar y sacrificar a los animales lo más rápidamente posible y bajo cualquier condición para maximizar los beneficios. Esto generalmente significa mantener vacas, cerdos y pollos en granjas con una elevada densidad de animales, no respetando su bienestar y creando una bomba de relojería para el surgimiento de enfermedades. Apoyar la ganadería extensiva y ecológica es apoyar un modelo donde los animales viven dignamente y contribuyen al equilibrio ecológico.


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