domingo, 1 de marzo de 2020

¿Quién tiene miedo de la agricultura ecológica?

Con esta pregunta, Esther Vivas se interroga ante quienes desacreditan la práctica de la agricultura ecológica como alternativa viable al desastre natural que hemos provocado.


Frente a la afirmación La agricultura ecológica es poco eficiente y cara”, ella responde: Quienes realizan esta afirmación olvidan que es precisamente el actual modelo de agricultura industrial el que desperdicia anualmente un tercio de los alimentos que se producen para consumo humano a escala mundial, unos 1.300 millones de toneladas de comida, según datos de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO). Se trata de una agricultura de “usar y tirar”.

Ante la sentencia: "La agricultura ecológica es más cara", ella responde: Si hablamos del precio, y sobre todo lo comparamos con la calidad, una vez más la agricultura ecológica sale en mejor posición. Tal vez no lo parezca a primera vista, porqué hay un discurso único, que se repite y se repite y se repite, que nos dice que lo ecológico es siempre más caro. Sin embargo, no es así. A menudo depende de dónde y qué compremos. No es lo mismo comprar en un supermercado ecológico o en una tienda ‘gourmet’ que comprar directamente al campesino, en el mercado o a través de un grupo o cooperativa de consumo agroecológico, en los primeros los precios acostumbran a ser mucho más caros que en los segundos, donde su coste puede ser igual o incluso inferior que en el comercio tradicional por un producto de la misma calidad.

Por último, ante la idea: "la agricultura ecológica es solo para pijos”, nos comenta: Ya sea en un caso como en otro, quienes afirman dichas palabras, les bien aseguro, que nunca han puesto un pie en un grupo o cooperativa de consumo agroecológico porque sus miembros, en general, pueden ser calificados con mucho adjetivos, pero de “ricos” y “pijos” tienen más bien poco. Se trata de personas que apuestan por otro modelo de agricultura y alimentación, a partir de informarse, tomar conciencia, buscar datos contrastados sobre los impactos de aquello que comemos en nuestra salud, en el medio ambiente, entre el campesinado. En esta vida nos “instruyen” para pensar que “gastamos” dinero en comida, pero ¿se trata de “gastar” o “invertir”? La educación es clave. De aquí, que sea fundamental hacer llegar los principios, y las verdades, de la agricultura ecológica al conjunto de la población. Comer bien, y tener derecho a comer bien, es cosa de todos.

Compartimos estas posiciones. En huerta Molinillo cultivamos en ecológico, creando redes, acercando los roles de productor@s y consumidor@s y creando empleo digno. Os animamos a profundizar en estas ideas (podéis acudir al blog de Esther Vivas y leer más aquí, explorarlas, probarlas... vivirlas.


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