jueves, 1 de octubre de 2015

El 70% de los alimentos del mundo están en manos de diez empresas

El grito de “ we want trade, not aid” (“queremos comercio, no ayuda”) empezó a oírse con fuerza en los años ochenta. Los trabajadores y trabajadoras de lo que entonces se conocía como Tercer Mundo reivindicaban políticas comerciales justas que les garantizaran igualdad de condiciones en las reglas del comercio internacional. Reclamaban, en definitiva, la oportunidad de salir de la pobreza a través de su propio trabajo.
Resultado de imagen de comercio justo Pero no solo se desoyeron esas reivindicaciones, sino que desde entonces hasta hoy se han instaurado normas injustas en el juego del comercial internacional. Se condena así al más pequeño a la pobreza, mientras que las grandes empresas crecen de tamaño y acumulan cada vez más riqueza y poder. Sirva como ejemplo decir que el 70% de la comercialización de alimentos del mundo está en manos de apenas diez empresas.
Frente a esta desigualdad, el Comercio Justo sirve de alternativa comercial y posibilita el acceso de productores y productoras del Sur a mercados que, como el europeo, están copados por grandes compañías. Y además, garantiza salarios dignos por su trabajo, el cuidado del medioambiente y el acceso a la educación para niños y adultos.
Mientras que el gasto anual medio por habitante en Comercio Justo de la Unión Europea es de 10.74€ por habitante, en España es apenas de 0,71 céntimos, según el último informe de la Coordinadora Estatal de Comercio Justo. Esto nos pone a años luz de países de nuestro entorno como Italia, con un 16.63 € o Suiza, que tiene el gasto medio más elevado con una media de 43.94€ por persona/año.
Desde Huerta Molinillo trabajamos por un consumo justo y responsable, desde lo local, de temporada y sano. Por ello, defendemos, en primer lugar, una forma de vida sencilla, austera y decreciente en necesidades. En segundo lugar, y cuando sea necesario, apostamos por la vía del Comercio Justo, que hoy por hoy es lo que garantiza trabajo y salario dignos en origen. 

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