Carta de una familia
Queremos compartir con vosotr@s, y con su permiso, este agradecimiento de una familia socia de grupo de consumo. Nos ha tocado hondamente, y no hemos podido resistirnos. Una vez más, insistimos en que este círculo de productor@s-consumidor@s es algo colectivo, y si una pata falla, la otra no puede sostener el proyecto. Así que ¡REMAMOS A UNA!
(...) El otro día vivimos una experiencia sublime en casa,
gracias a vuestras coles de Bruselas, derritiéndose en el paladar y
dejando un regusto sabroso, recio, que anclaba a la tierra y trasmitía
verdad, placer, tiempo... me pareció de esos momentos culinarios para
enmarcar, esos momentos que muchas veces asociamos a una mesa
compartida, y otras, a momentos de deleite del paladar, con algún plato
exquisito, experiencias intensas que, aunque pasen los años, uno es
capaz de evocar cerrando los ojos, recreándose en los matices, en el
recuerdo que ha grabado el sabor... Esas coles de Bruselas no las
cambiaríamos ni por el mejor bistec, ni por el más preciado caviar...
son sublimes... pero lo más importante, lo verdaderamente enmarcable
sois vosotros. Gracias por dedicaros a lo que os dedicáis, para deleite y
placer de vuestros socios. Gracias por llevar a cabo utopías, por
vuestro esfuerzo y tesón, por vuestro sueño realizable, por hacernos
partícipes de este proyecto personal, que es un compromiso con la vida,
con el cambio, con la integridad. No plantáis verdura, plantáis un
modelo. Gracias por vuestro esfuerzo, sois admirables, en estos tiempos
en donde hay que levantar los brazos. Gracias por poder recibir vuestra
cesta todas las semanas, los miércoles tienen un tinte sagrado, ritual,
común para nuestra familia. Gracias por el placer de saborear vuestro
trabajo, puro deleite, pura vida. Gracias por vuestro ejemplo. Y sobre
todo, por encima de todo, gracias por contribuir a que nuestros hijos
tengan una experiencia vivencial con los alimentos, eso no tiene precio,
por su importancia, por su contexto, por su mensaje, por su poética,
por su naturalidad... es impagable ver como reconocen las verduras,
como ayudan a cocinarlas, como conocen su proceso... gracias de corazón. (...)
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