El 70% de los alimentos del mundo están en manos de diez empresas
El grito de “ we want trade, not aid”
(“queremos comercio, no ayuda”) empezó a oírse con fuerza en los años
ochenta. Los trabajadores y trabajadoras de lo que entonces se conocía
como Tercer Mundo reivindicaban políticas
comerciales justas que les garantizaran igualdad de condiciones en las
reglas del comercio internacional. Reclamaban, en definitiva, la
oportunidad de salir de la pobreza a través de su propio trabajo.
Pero no solo se desoyeron esas reivindicaciones, sino que desde
entonces hasta hoy se han instaurado normas injustas en el juego del
comercial internacional. Se condena así al más pequeño a la pobreza,
mientras que las grandes empresas crecen de tamaño y acumulan cada vez
más riqueza y poder. Sirva como ejemplo decir que el 70% de la
comercialización de alimentos del mundo está en manos de apenas diez
empresas.
Frente a esta desigualdad, el Comercio Justo sirve de alternativa comercial y posibilita el acceso
de productores y productoras del Sur a mercados que, como el europeo,
están copados por grandes compañías. Y además, garantiza salarios dignos
por su trabajo, el cuidado del medioambiente y el acceso a la educación
para niños y adultos.
Mientras que el gasto anual medio por habitante en Comercio Justo de la
Unión Europea es de 10.74€ por habitante, en España es apenas de 0,71
céntimos, según el último informe de la Coordinadora Estatal de Comercio
Justo. Esto nos pone a años luz de países de nuestro entorno como
Italia, con un 16.63 € o Suiza, que tiene el gasto medio más elevado con
una media de 43.94€ por persona/año.
Desde Huerta Molinillo trabajamos por un consumo justo y responsable, desde lo local, de temporada y sano. Por ello, defendemos, en primer lugar, una forma de vida sencilla, austera y decreciente en necesidades. En segundo lugar, y cuando sea necesario, apostamos por la vía del Comercio Justo, que hoy por hoy es lo que garantiza trabajo y salario dignos en origen.
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