Las grandes cosas crecen en silencio

Creo que la mayoría de nosotros (y yo también que me siento todavía
joven a los 27 años) no estamos acostumbrados al trabajo corporal. Bueno, está
claro que a nadie gusta llegar cansado al final de un día de trabajo y que hay
gente que tiene mas aptitud en lo teórico, pero percibo que en general hay rechazo
hacia lo que se hace con un esfuerzo que no es solo de cabeza…
En particular hablo de mí, desde pequeña me ha gustado más leer,
escribir, estudiar o ver películas que hacer actividades manuales o, por ejemplo,
ayudar mi madre con las tareas domésticas. Pero creciendo he empezado a tener que
trabajar y a darme cuenta de que los trabajos manuales son fundamentales. Además
en Italia, mi país, desde hace unos años se valoran poco o nada los trabajos intelectuales,
como la enseñanza, el periodismo, el dibujo y muchas otras cosas que no tienen una orientación tan prácticas.

¿Por qué?
Podríais pensar que estoy tan cansada por el trabajo que escribo tonterias… Puede
ser… Pero creo que nadie como las plantas nos pueden enseñar el arte de la
paciencia. Sí hablo de arte, porque no es simple esperar en silencio que todo
llegue al final sin tener miedo y sin quejarse. Cada planta, cada hoja y cada
fruto de la tierra, para mi, ahora es una gran metáfora de la vida que me dice,
me susurra y me explica que las grandes cosas crecen en silencio. Esto es lo
que pensé cuando, por primera vez, vi crecer las coles que había plantado y que
luego se hicieron grandes…

Ahora valoro
mucho más que antes el trabajo fisico, los esfuerzos que se hacen y penso que
cada día tengo que agradecer a quienes lo realizan, porque nos permiten vivir a
todos los demás. Ahí cobra sentido la poesía “bucolica” que se fundamenta sobre
la idealización de la vida campestre.
Carmen. Voluntaria de Huerta Molinillo.
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