¡Tiempo de crecer y recoger en la huerta!
Soy Davide Valentino, uno de
los voluntarios italianos de este verano, y voy a hablar de que hemos
hecho en la última semana de julio y en agosto. En estas ultimas semanas
se han notado mucho los progresos, señal del cuidado de trabajadores y
voluntarios, y el las alquimias (también químicas y físicas, pero, en
Molinillo, ¡siempre sin fertilizantes químicos!). Es como si la naturaleza
y nosotros fuesemos un conjunto.
Después de muchas semanas de quitar mala hierba, de largas
charlas con la cebollas, de oraciones de rodillas con la alubia, de quitar mucha mala
hierba que podría minar su crecimento, es tiempo también para nosotros
voluntarios de probar nuevas tareas. De hecho, en estas manañas
de trabajo, largas y rápidas al mismo tiempo, hemos empezado a aprender
muchas cosas que no habíamos hecho hasta ahora.
En
Molinillo, mientras que vemos los calabacines salir bien fuertes, hemos
podado las plantas de los deliciosos tomates cherry, trabajo que
necesita mucho cuidado para no estropear y no hacer caer aquel oro rojo
desde los ramos. Luego, ha empiezado la recogida de este deleite.
Entonces, hemos limpiado una parte de la huerta para una nueva siembra
de zanahoria. Y hemos hecho eso en el envernadero cuando parecia que iba a ser
un día bastante leve y luego se convertia en una sofocante jornada de trabajo en el
desierto. Me gusta contar estos esfuerzos, porqué creo que puede ser útil no olvidar que no es gratis tener frutas y verduras de tal
calidad, de tal cuidado y con todo que distingue una obra como la huerta
Molinillo. Nunca.
Al final, hemos estado alegres viendo el bonito escenario de Rabé,
que en una semana, todo lo que habiamos devolviao sus frutos:
todas las plantas que hemos regado (aprendendo esta tarea también y a
manipular las tuberias) han crecido muchisimo, las cebollas,
las alubias y las calabazas hasta todas las coles que parecían
blandas unos días antes. Bueno, creo que esta es la esencia de estas
semanas en la huerta: contribuir a una manera diversa de producir, de
comer, de vivir; sin embargo, es más importante comprender, mejor
sentir lo que cuesta, a veces mucho, disfrutar los frutos de la
tierra, lo que valen, y estar felices y también sorprendidos,
mirando los logros de la nuestra siembra. ¡El trabajo sigue!
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