Mala hierba... nunca muere

Este período ha volado: muchas fueron las cosas que hicimos en el interior del invernadero y en el campo abierto de Rabé de las Calzadas. Enorme es el esfuerzo para completar un trabajo duro que ve a los operadores constantemente tratando de hacer lo mejor posible. Suena fácil, pero no lo es.
Entre las tareas más básicas pero importantes que hemos logrado, había la de sacar mala hierba. Pero no cree que se trata de una misión estúpida y sin sentido. La hierba no es toda igual y el trabajo cambia cuando se encuentra en fase de crecimiento o cuando ya ha superado la altura de la planta por debajo de la cual crece.

En Calle Molinillo me he debatido en varias situaciones que casi me han llevado al borde del desmayo: si por un lado sacar la hierba dentro del invernadero me ha permitido de sentarme en el suelo avanzando lentamente evitando la fatiga prolongada en las piernas, por el contrario, el calor y la humedad que se libera en el interior es infernal. Varias veces me fui fuera, mojandome la cabeza y el cuerpo para evitar la insolación.
Y luego hay tipos de hierba. La del campo de Rabé era particular: muchas especies, longitudes, colores y amor a la vida. Debido a que es cierto el proverbio: mala hierba nunca muere.
En verano crece mucho, todos los días se ven a los tallos verdes y pequeños: ya aquí se debería intervenir, pero por el tiempo y las tareas más urgentes, se descuida. Unos días más tarde ya se encontrará el tallo gigante, verde y vigoroso. La hierba cerca de la actual cebolla o puerro es la especie más común: con un solo tiron se quita de raíz. Trabajo sencillo.
El trabajo se hace más duro cuando la tierra está seca y por desgracia la raíz, si no está bien levantada, permanece en el suelo. En pocos días en el mismo punto, otro hilo va a salir y el trabajo previo puede considerarse inútil.
La especie peor y más difícil que he conocido en los últimos meses ha sido la grama. Crece en todas partes, inquietante y destruye todo si no es extraída. Sólo una brizna de hierba, y se multiplicará. Eliminar la raíz es complicado y lo importante es tirar las sobras lejos de los campos, mejor en un contenedor para evitar de nuevo el crecimiento.
Después de este trabajo, sólo tenemos que continuar con el resto de innumerables tareas que ayudan a la huerta a seguir adelante y ofrecer productos de calidad todos los días.

Salvatore Caliolo


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